Ciudad de México. Las elecciones mexicanas del domingo resultarán, lo más probable, en que una mujer gane por primera vez la presidencia, pues las principales aspirantes son la oficialista Claudia Sheinbaum y la opositora Xóchitl Gálvez, un hecho histórico en un país que padece una ola de violencia machista.
Pero la inminente llegada de una mujer a la Presidencia de México, si bien significa romper el techo de cristal, no implicará necesariamente un cambio de fondo en la agenda de género para el país, advierten EFE especialistas.
“El hecho que las mujeres lleguen al poder no significa necesariamente que vayan a llegar con una agenda clara en términos de género y que vayan a tomar la bandera de aquellas demandas que se han dado desde los diferentes movimientos feministas. No nos garantiza un cambio de fondo”, comenta Helena Varela, investigadora de la Universidad Iberoamericana.
Aún así, la politóloga reconoce que el posible triunfo de Sheinbaum o Gálvez significa romper barreras de género y es resultado de la larga lucha de las mujeres para ocupar puestos de poder.
“Si pensamos que hace muy pocas décadas la presencia de las mujeres en la arena política era mínima, el hecho que ahora estemos hablando de este tema, considerando que una mujer nos gobernará como presidenta de la república, yo creo que sí es un avance muy importante”, afirma.
Christian Salazar, especialista en sistemas electorales y profesor de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), coincide en que la elección de una presidenta es un avance “fundamental y de justicia para la condición de las mujeres”.
“Habla de una sociedad incluyente, que practica la igualdad sustantiva y, sobre todo, que hace justicia a los números porque el país en materia de población mayoritariamente son mujeres y en ese sentido debe estar reflejada la representación”, apunta.
La posibilidad de una mujer presidenta ha generado muchas expectativas en el electorado femenil. Confían en que cambiarán las condiciones de género en el país.
“Yo digo que ya es justo y ya es tiempo de que se le tome en cuenta a la mujer, las mujeres somos el 51 % que vota”, señala Hilda Paulín Saules, habitante de Ciudad de México.
Salazar precisa que la mujer que llegue al poder afrontará importantes retos. El principal es combatir la violencia de género en un país en el que asesinan a 10 mujeres al día, según cifras oficiales.
Violencia
La elección más grande de México también pasará mañana a la historia como la más violenta, con al menos 30 aspirantes asesinados y más de 200 homicidios políticos, mientras que la oposición denuncia que el crimen organizado pone en riesgo los votos en casi un 30 % del territorio.
Como sello de la violencia, en las últimas horas de las campañas, Alfredo Cabrera, candidato de la coalición opositora Fuerza y Corazón por México a alcalde de Coyuca de Benítez, en el sureño estado de Guerrero, fue asesinado con dos tiros en la nuca. “Esta ha sido la elección más violenta en la historia moderna de nuestro país. En términos duros, de cifras, de septiembre de 2023 al 26 de mayo de 2024, a una semana de la elección, hemos contabilizado 749 víctimas totales de ataques de violencia”, expone Armando Vargas, consultor sénior de Integralia, a EFE.
¿Protección del Estado ha sido efectiva?
La Secretaría de Marina (Semar) informó de 3,474 agentes de las Fuerzas Armadas que protegen a 553 candidatos y reiteró un despliegue de 27,245 elementos para el operativo de seguridad de las elecciones, que se sumarán a los 233.543 que ya realizan tareas de seguridad pública.
Pero candidatos han muerto pese a esta protección, como Cabrera, quien tenía escoltas de la Guardia Nacional (GN), lo que muestra que el protocolo “no ha funcionado adecuadamente”, según la investigadora de Causa en Común.
La preocupación por la seguridad crece porque México tendrá las elecciones más grandes de su historia, con más de 98 millones de votantes convocados a renovar más de 20,000 cargos, incluida la presidencia, los 128 senadores y los 500 diputados, así como nueve gobiernos estatales.
La situación “está muy bien focalizada” en zonas con violencia del crimen organizado, como Chiapas, Michoacán, Guerrero, Guanajuato y Zacatecas, argumenta Canjura. Mientras que Arteta advierte de que “esto no se acaba después de la elección” porque “suelen incrementar los niveles de violencia en general en los municipios que viven este tipo de violencia política”.