El miércoles, 17 de julio, la médica Catalina Gutiérrez Zuluaga, quien estaba haciendo su primer año de posgrado como residente de cirugía en el Hospital San Ignacio, perteneciente a la Universidad Javeriana, decidió quitarse la vida, dejando una breve nota en la que se refería a sus colegas de la siguiente forma: “A todos los residentes, gracias. De cada uno me llevo muchas enseñanzas. Siempre los llevaré en mi corazón. Ustedes pueden. Ánimo. CGZ”.
La noticia de su muerte se conoció solo hasta el viernes 19 de julio, cuando la Facultad de Medicina de la Universidad Javeriana publicó en su cuenta de X un mensaje luctuoso sobre la residente fallecida. Y, de inmediato, generó conmoción en la comunidad médica colombiana.
“Honramos la memoria de Catalina con los mejores recuerdos que dejó en su paso por la Universidad. Apreciamos acompañar con respeto, empatía, solidaridad y delicadeza a sus padres, su hermana y demás familiares”, dice la publicación acompañada de una esquela fúnebre.
Pero, el mensaje de la universidad, llegó horas después de que la Asociación Nacional de Internos y Residentes (ANIR) publicara un comunicado en el que denuncian casos de maltrato a los estudiantes en la institución.
“ANIR, como asociación que tiene por objeto velar por el bienestar de médicos internos y residentes, observa con preocupación como situaciones de maltrato han sido constantes durante el proceso formativo en el pre y postgrado; acompañando incluso actualmente procesos de maltrato que incluso pasan por la vulneración de la ley de residentes al irrespetar el número de horas y los posturnos reglamentados. Lamentablemente, muchas universidades conocen estas dificultades, pero con indiferencia secundan y se vuelven cómplices al no tener una política cero y medidas reales contra el maltrato”, se puede leer en el documento.
La asociación describe las condiciones preocupantes en las que se forman los residentes e internos, que “sumado al aumento del maltrato presentado en las instituciones asistenciales y educativas, el deterioro de la salud mental y la falta de medidas para atender estas situaciones, además del no contar con espacios de bienestar y acompañamiento que den respuesta a esta necesidad, genera que estos casos prevenibles, se encuentren en aumento en los últimos años”, terminan su comunicado con el mensaje “Que la vocación no nos cueste la vida”.
Ante la trágica noticia y la puesta en evidencia de casos de maltrato, diferentes organizaciones médicas se pronunciaron al respecto.
