La procuradora general de la República, Miriam Germán Brito, ofreció este martes las memorias de sus cuatro años al frente del órgano persecutor
Con la frase de que “ni gané ni perdí, solo me marcho tranquila”, la procuradora general de la República, Miriam Germán Brito, ofreció este martes las memorias de los cuatro años de gestión al frente del órgano persecutor.
Aunque la procuradora aseguró avances significativos durante su gestión, señala que no es tarea sencilla, debido a que existen «resistencias, choques, prácticas» que deben desarrollarse y nuevos enfoques a imponer.
Sostuvo Miriam Germán Brito que, moldear a una institución que durante años presenta limitaciones importantes, es una ardua tarea. Pero que, a pesar de esos escollos encontrados, puede decir que existen avances en la dirección correcta.
“Una de mis prioridades es empoderar a los miembros de la institución para que ejerzan sus funciones de manera responsable. Solo intervine en lo estrictamente necesario para definir criterios consistentes en la persecución de los delitos y proteger las poblaciones vulnerables. He tenido diferencias explicables con algunos miembros de la institución, alcanzando consenso en algunos casos y no llegando a acuerdos en otros. La visión que tengo de conducir esta institución no es compartida por todos y no puede serlo”, expresó la procuradora, quien manifestó que dejará su puesto el próximo 16 de agosto.
Aseguró que entre sus características está el “dejar hacer”. Sobre todo a los fiscales, aunque se presentaran diferencias.
“Y eso está bien. Lo que no me puedo permitir es claudicar ante la presión de sectores que entienden que la justicia es un juego de intereses individuales y no una vocación sagrada. Mis principios se imponen ante todo”, agregó.
Miriam German revela su lucha
De acuerdo a la procuradora general, estos cuatro años no han sido fáciles, ya que en ellos han estado presentes “disimulados ataques, descalificaciones internas y en los temas, feroces e irracionales ataques donde está ausente cualquier huella de equilibrio y hasta de honestidad”.
“He visto a quienes nunca te reconocen nada, también a quienes te ayudan siempre a levantarte y te dicen adelante. Aunque podría decirse que ya no está de moda, mantengo la idea de que la ética no debe estar ausente de la política y menos aún del servicio público. También hablo de una ética universal y humanista. Dentro de este oficio de juzgar a las personas que admiro y respeto, ya sean en literatura, en arte, en música, yo suelo referirme a ellas como mis dioses o mis diosas particulares”, puntualizó.
En su discurso, antes de agradecer a todos sus colaboradores, Miriam Germán Brito expresó, citando una milonga, que “el valor que pedí me fue concedido; el coraje que llegó cuando era debido. Ni gané ni perdí, solo me marcho tranquila”.